miércoles, 9 de noviembre de 2011

El fútbol, según Marcelo Bielsa


"Yo soy un obsesivo del ataque. Yo miro videos para atacar, no para defender. ¿Saben cuál es mi trabajo defensivo? `Corremos todos´. El trabajo de recuperación tiene 5 o 6 pautas y chau, se llega al límite. El fútbol ofensivo es infinito, interminable. Por eso es más fácil defender que crear. Correr es una decisión de la voluntad, crear necesita del indispensable requisito del talento".

"Los momentos de mi vida en los que yo he crecido tienen que ver con los fracasos; los momentos de mi vida en los que yo he empeorado, tienen que ver con el éxito. El éxito es deformante, relaja, engaña, nos vuelve peor, nos ayuda a enamorarnos excesivamente de nosotros mismos; el fracaso es todo lo contrario, es formativo, nos vuelve sólidos, nos acerca a las convicciones, nos vuelve coherentes. Si bien competimos para ganar, y trabajo de lo que trabajo porque quiero ganar cuanto compito, si no distinguiera qué es lo realmente formativo y qué es secundario, me estaría equivocando".

"Elijo ocupar los costados porque allí surgen la mayor cantidad de situaciones de peligro. Lo contrario significa centralizar el juego. Cualquier estudio que se realice sobre cómo se convierten los goles en cualquier torneo, revela que el 50% tiene su origen en el juego por los costados. Si uno quiere un equipo protagonista, debe poner minimamente dos jugadores por cada sector. El objetivo de que la pelota vaya por las puntas es que haya desborde o centro intencionado. El primero permite que haya pase hacia atrás, lo cual es complicadísimo para el rival. Y el segundo, es cuando no hay desborde pero la pelota puede llegar al área hacia alguien que marca la jugada".

"Nunca me planteo la posibilidad de salir a atacar aprovechando el contragolpe. Para mí siempre hay que protagonizarlo. Si se puede protagonizarlo, para qué cederlo. Nunca preparo al equipo para la espera. Un gran equipo es el que no se condiciona por el rival".

"Lo fundamental es ocupar bien la cancha, tener un conjunto ‘corto’, que tenga a su defensa y su delantera separadas por no más de 25 metros, y que no tengamos gente en la defensa ocupada en la marca de alguien inexistente".

"Nunca me dejé tentar por los elogios. Los elogios en el fútbol son de una hipocresía absoluta. El fútbol está concebido así, tiene que haber o una gran alegría o una gran tristeza. Derrota o victoria, sangre o aplauso son valores muy caros al ser humano. Entonces, en el fracaso sufro mucho la injusticia del trato, no logré nunca dominar eso. Siempre sufro mucho cuando perdemos y cuando soy maltratado, pero sí logré no creerme la duración del éxito. Como no se revisa por qué ganaste, da lo mismo, te adulan por haber ganado no porque mereciste ganar, por el recurso por el que ganaste, entonces tuve claro siempre que esa franela, porque ése es el término, es impostora".

"Me importa muchísimo ganar y para eso quiero que mis equipos jueguen bien, pero entiendo que se puede no ganar y que eso no necesariamente tiene que significar un fracaso. El fútbol no es una cuestión matemática".

Mañana más...

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