viernes, 17 de febrero de 2012

Villarato


A pesar de la impresentable segunda parte que hicieron nuestros chicos ayer en Moscú, no todos son malas noticias para nuestro Athletic y es que Villar ha vuelto a ser reelegido presidente de la federación de fútbol. Copio y pego este artículo de Jon Rivas sobre este histórico del Athletic, publicado en El Mundo, con el título "En defensa de Villar".
"Desde estas primeras líneas declaro que voy a ser políticamente incorrecto. Sí señor. Voy a defender a Angel María Villar Llona, desde hoy presidente de la Real Federación Española de Fútbol.
Y le voy a defender, aunque no necesita esta defensa, que ya se las pinta solo, porque incomprensiblemente, a pesar de que su ya larga andadura en la cúpula federativa se ha jalonado con indudables éxitos deportivos (41 títulos lo contemplan), ha sufrido, desde que llegó al cargo, los ataques indiscriminados de una parte muy influyente de la prensa deportiva española, que nunca reparó en sus méritos y se apoyó siempre en anécdotas tan insignificantes como su poca facilidad de palabra cuando tiene un micrófono delante, o esa tan repetida y jaleada de decir "fulbol" al referirse a su deporte, algo que, por otra parte, hacen cuatro de cada cinco aficionados y muchos profesionales del fútbol.
Contagiados por esa campaña que se extiende a lo largo de muchas décadas ya contra el presidente que consiguió en su mandato poner al fútbol español en el número uno del ránking mundial, con un título de Europa y otro del Mundo, el sueño dorado de todos los aficionados españoles, muchos de esos mismos seguidores descalifican a Villar sin argumentos plausibles, sin datos para ratificar su posición, sólo por lo que escuchan o leen a los predicadores de turno, que aprovechan su púlpito para cargar contra él a la menor oportunidad.
A Villar no se le reconoce ningún mérito entre sus detractores. Ni siquiera el de la persistencia, el de la insistencia por seguir un camino que, quiéranlo o no esos enemigos, ha hecho de España campeona del Mundo. Dirán, claro, que los campeones son los futbolistas, o el seleccionador, y es así en gran medida, pero habrá que reconocer también que las bases, las estructuras federativas también han tenido que ayudar a esa profunda transformación. Prácticamente todos los campeones con la selección absoluta española lo fueron antes con los equipos inferiores, y ahí está la labor de los técnicos federativos, que, se supone, no aparecieron en su puesto de trabajo por generación espontánea. Alguien los tuvo que poner ahí.
Decía antes que la persistencia, la insistencia, es una de las mayores virtudes de Angel Villar. Y basta con fijarse en su currículum deportivo. Nació en la calle Luis Briñas. Para los que no conozcan Bilbao, que sepan que es una de las vías que bordean el campo de San Mamés, es decir, de pequeño vivía en el portal de enfrente, era sólo cruzar la calle, de un solo carril, para tocar el muro de La Catedral. Su objetivo, su sueño infantil, era jugar en el Athletic. Consiguió llegar al equipo juvenil, pero los técnicos decidieron que se tenía que marchar. No parecía dar la talla. Fichó por el Galdácano, un equipo de Regional; de allí lo rescató el Getxo, de Tercera División, en el que coincidió con Mané, el entrenador que llevó al Alavés a la final de la UEFA.
Tal vez fue entonces cuando en algunos círculos cercanos al madridismo se le empezó a coger cierta pelusa -lo digo en  broma, aunque quien sabe-, porque Mané, Villar y un grupo de juveniles del Getxo, eliminaron al equipo amateur del Real Madrid en la semifinal del Campeonato de Aficionados y le impidieron disputarle el título al Barcelona. El equipo "mayor" del Getxo no pudo jugar aquel partido en la antigua Ciudad Deportiva porque Santiago Bernabéu se opuso al cambio de fechas y ese mismo día los vascos jugaban un encuentro de promoción de ascenso a Tercera División. Aún así, los chavales ganaron.
Por cierto, Villar jugó aquel partido en Madrid porque no podía desplazarse a Alicante con el equipo senior. Al día siguiente tenía un examen en la Facultad de Derecho de la exigente y prestigiosa Universidad de Deusto. Porque el presidente de la RFEF, a pesar de las intoxicaciones mediáticas, no es ningún zopenco. Fichó por el Athletic, jugó diez temporadas en Primera División, le ganó una Copa al Castellón, disputó 361 partidos de Liga y 22 con la selección española y además se sacó la carrera de Derecho en una de las facultades más importantes de España e incluso del mundo.
Y si Villar se ha mantenido ahí tantos años, aguantando tantos palos, dirigiendo una entidad que logró tantos títulos, ascendiendo poco a poco en su prestigio internacional, y encontrándose muy pocas veces con oposición en la pelea por el cargo, es, precisamente, porque no es tonto. Ni mucho menos. Seguro que a muchos les habrá salido un sarpullido cuando han escuchado que Villar volverá a ser presidente de la RFEF. Villaratos al margen, que esa es otra, tal vez sea la mejor noticia de los últimos meses para el "fulbol" español".

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