Culebrón

¿Ni una semana me voy a poder ir de vacaciones? La que se ha montado en Bilbao en mi ausencia es de traca, me recuerda a una película de los hermanos Marx -"El club de los líos"- o, peor aún, un homenaje al maestro Lamikiz, el figura que presentó a un jugador sin haberlo fichado. No me gustaría encontrarme en la piel de Josu Urrutia y tener que explicar lo que ha pasado durante la pasada semana, siete días que han puesto a la institución en boca de todo el mundo. Unos defendiendo a Marcelo Bielsa, otros aplaudiendo la nota de la directiva y el resto, la mayoría, atónitos ante lo que sucedía. Dos cosas han quedado claras: la primera, que el año que viene me voy de vacaciones a la vez que Marcelo Bielsa. La segunda, que, a pesar de lo que se dice, Josu Urrutia, tras el titubeo incial -nunca debió permitir que se produjera la rueda de prensa del entrenador-, ha sabido reconducir la situación y conseguir el milagro de que Marcelo Bielsa siga como entrenador del primer equipo. En defensa del rosarino decir que no engaña a nadie. Es la persona pública más transparente que he conocido, una personalidad especial, compleja, capaz del detalle más tierno -su relación con la chavalería que visita Lezama- y de la reacción más colérica -la vivida con el jefe de obra o, anteriormente, con el jardinero de Lezama. Al final, como pasa casi siempre en la vida, todo el mundo tiene razón. He leído que algunos censuran el comportamiento de Marcelo Bielsa con el responsable de la empresa constructora. ¡Faltaría más! Lo pensamos también quienes creemos que Bielsa no actuó como un jubilado caprichoso que ve una obra que no le gusta y la monta. Seamos serios. Si el jefe de obra se justificaba ante el de Rosario es porque éste tenía la autoridad para pedir responsabilidades. Y lo único que hizo -agresión al margen- es defender de buena fe los intereses rojiblancos. Bueno, dejemos este culebrón y esperemos que se termine este desencuentro entre Josu Urrutia y Marcelo Bielsa, dos personas que cuentan con mi respeto y que están condenadas a entenderse por el bien del Athletic. Sigo pensando que el club está en las mejores manos, tanto en lo deportivo como en lo institucional. Después de un balsámico y necesario silencio, será el momento de conocer la opinión de los principales responsables de esta historia.